3 de julio de 2024

Madres y Suegras

Mayo es el mes en el que, desde que tengo conciencia, he celebrado mi cumpleaños y, también, a mi mamá, cada día 10. Aunque a las madres realmente las deberíamos celebrar todos los días del año, lo cierto es que, en México, se ha elegido ese día y ese mes para hacerlo. Así que, este segundo año de pandemia, no puede ser la excepción y aquí me sumo a la celebración de todas las mamás.

Pero, en esta ocasión, lo haré escribiendo, no de mi madre ni de mis abuelas, ni tampoco de quien fuera mi compañera de vida y me diera tres hermosas hijas. Esta vez, mi celebración estará destinada, en especial, a mi suegra, a quien tengo la fortuna de tener con vida, recibiendo de ella su cariño y ejemplo de fortaleza. 

Cuando me casé, me saqué la “lotería” con mi esposa, pero el “premio gordo” lo fue mi suegra, no solo por haber traído al mundo al amor de mi vida, sino por todo lo que ella me ha compartido y enseñado, con su ejemplo de mujer de valor y de valores, con un gran sentido del humor y un lenguaje jarocho que me hace las delicias al hablar con ella.

Es muy común escuchar o leer comentarios negativos hacia la suegra y no me interesa averiguar si tienen o no un fundamento. Aunque existan quienes se quejen de su suegra, ese no es, para nada, mi caso, sino todo lo contrario. La mía, no tiene comparación. 

Mi experiencia, como yerno, ha sido bienaventurada y yo me siento muy bendecido por tener una suegra tan estupenda como la que tengo y de la que, cualquier hombre debería sentirse agradecido de tenerla como amiga y como abuela de sus hijas. ¡Qué mujer tan diligente que eres, suegra amada! Agradecerte no basta, para todo lo que me has brindado, tu presencia me ha acompañado en mi viudez y, con tu ejemplo, me has dado fortaleza pues, cuando yo perdí a mi esposa, tú perdiste a tu hija y, aun así, estás siempre que te necesito y eso es invaluable. 

Los motivos para celebrarte sobran y confío que son muchos los que, al igual que yo, se sientan muy afortunados con su suegra y puedan decir, sin empacho, a voz alzada, “eres a toda madre, querida suegra”.

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