Antes de que yo te formara en el vientre de tu madre, ya te conocía.
Antes de que nacieras, ya te había elegido para que fueras un profeta para las naciones.
Fueron escogidos desde el vientre de sus madres, y han sido llamados para consolar.
No se recibe un título, se recibe una cruz para que muchos vivan.
No se les da poder, se les da una toalla para poder lavar los pies de su pueblo, y si nuestro padre celestial los llama al servicio, tengan valentía para recibir el evangelio de Cristo del cual vas a ser mensajero.
Cuando el amor de Dios mora en nosotros, somos capaces de amar al que es distinto.