Yo soy Conchita Armida. Este es el título de uno de los muchos libros del padre Joaquín Antonio Peñaloza, prolífico escritor, sacerdote y hombre de beneficencia, nacido en San Luis Potosí, muy comprometido con las artes y la cultura de ese estado.
Este libro es una excelente opción para el que quiera tener un primer acercamiento a la vida de la beata Conchita Cabrera de Armida, en palabras de alguien que la conoció. Escribe el P. Peñaloza, en un foto recuerdo, que su mamá lo llevó a conocerla, bajo la premisa que era una “santa” y que, lejos de lo que él imaginó: “La señora no esperó a que el niño, entre dudoso y caprichudo, fuera a saludarla. Lo sentó sobre sus rodillas y le dio un beso”.
El padre dice que ese beso duró fresco y caliente durante toda su vida. Este gesto lo impresionó, de tal manera, que, más adelante, escribió este libro para dar a conocer a esa mujer que, cuando la conoció, lo dejó impresionado preguntándose: ¿Cómo podía ser santa esa señora que se parecía tanto a su madre?
Con un lenguaje sencillo, narrado en primera persona como si se tratase de una autobiografía, el P. Peñaloza nos revela detalles de cada una de las etapas de la vida de Conchita, que nos permiten viajar, a través de su existencia y, así, tener una visión de cómo se fue forjando en ella la vocación que Dios le tenía destinada.
Citando a Conchita escribe: Dios me ha concedido todas las vocaciones a que puede aspirar una mujer. He sido hija, hermana, novia, esposa, madre, viuda, suegra, abuela, bisabuela y religiosa.
El 3 de marzo, recordamos la pascua de Conchita. Es un buen momento para leer este libro y, de ahí, por impulso, seguir leyendo acerca de la Espiritualidad de la Cruz, este hermoso regalo que el Señor nos ha concedido por medio de ella.