Continuación…
RELACIONES FAMILIARES
Alfonso nunca pidió, expresamente, al Padre Félix, ayuda económica para sus hermanas, pues bien conocía su generosidad, su delicada caridad. Bastaba que le manifestara la necesidad, que le pidiera sus oraciones y él sabía que no necesitaba decirle más.
El P. Félix le escribía, en mayo de 1934: «Contesto su buena carta, del 6 de mayo, en la que me cuenta las penas de sus hermanas. Ya lo había sabido y les ayudé con un módico auxilio».
El 3 de julio de 1934, le escribe: «Sus dos hermanos y sus dos hermanas están muy bien de salud. Han sufrido algo de la crisis general, de la cual se queja toda la gente. Lo supe, indirectamente, y me apresuré a enviarles algo para ayudarles, pues los considero como formando parte de nuestra familia. Sus dos hermanos, que son los que gobiernan la casa, me escribieron luego muy amablemente». La ayuda, que en esa ocasión les dio el P. Félix, el 25 de junio de 1934, fue de $100.00, que como ya antes expusimos, era mucho en aquel tiempo y fue “para que pudieran cambiarse de casa”. Así lo dice una de las pocas cartas que se conservan, de Guadalupe a su hermano Alfonso.
La última pena familiar que tuvo el Hermano Alfonso, estando todavía en Roma, fue la muerte de su hermana María del Refugio. Cuando el P. Félix se enteró, se apresuró a escribirle a Alfonso, para darle el pésame: «México, martes 14 de agosto de 1934.- Hijo mío, muy amado en Nuestro Señor, cuando Ud. Me habló de su hermana, María del Refugio, enferma, su corazón le avisó que ya había muerto, y no lo engañó, pues pasó a mejor vida el 27 de junio. Hoy, escribo a María Guadalupe y a sus hermanos para darles el pésame. (Se cambiaron, ahora viven en Motolinía 21 Sur, León, Guanajuato). Le doy, también, el más sentido pésame y, cada día, en la Santa Misa, voy a tener una intención por María del Refugio».
Continuará…