Sigamos explorando la espiritualidad de Conchita Cabrera de Armida, enfocándonos en el Amor Activo, un punto clave en su camino de fe. Este amor, que nace del amor de Jesús, nos invita a dar sin límites y a buscar el bien de los demás.
El Amor Activo es como un camino que necesita ser recorrido con determinación y constancia. ¿Qué otras virtudes son esenciales para avanzar en este viaje hacia nuestro interior? Hasta ahora, hemos revisado el amor, la pobreza, la humildad. En esta ocasión, analizaremos la penitencia.
La penitencia, desde la Espiritualidad de la Cruz, es un camino de transformación personal y espiritual, que busca la unión con Cristo, a través de la aceptación y ofrenda de los sufrimientos y dificultades de la vida. Se centra en la cruz de Jesús, modelo supremo de amor y sacrificio, donde Él voluntariamente se entregó para la redención de la humanidad. Analicemos los elementos clave de la penitencia:
Aceptación de la cruz: Implica abrazar las cruces de la vida, ya sean enfermedades, dificultades, pérdidas o cualquier otro tipo de sufrimiento, uniéndolas a la cruz de Cristo. No se trata de buscar el sufrimiento por sí mismo, sino de aceptarlo como parte de la vida y ofrecerlo a Dios como un acto de amor y reparación.
Expiación: Se entiende como la reparación por los pecados cometidos, tanto propios como los del mundo. Al unir los sufrimientos a la cruz de Cristo se participa en su obra redentora y se contribuye a la expiación de los pecados.
Unión con Cristo: La penitencia, desde esta perspectiva, busca una unión más profunda con Cristo, a través de la identificación con su sacrificio en la cruz. Al aceptar y ofrecer los sufrimientos, se configura a Cristo y se participa en su obra de salvación.
Transformación personal: La penitencia no se limita a un acto externo, sino que implica una transformación interior. Al abrazar la cruz, se aprende a amar como Cristo amó, a perdonar, a ser humilde y a poner la voluntad de Dios por encima de la propia.
Esta visión de la penitencia no implica buscar el sufrimiento por sí mismo o considerarlo como algo bueno. El sufrimiento es una realidad humana y, desde la Espiritualidad de la Cruz, se invita a darle un sentido redentor, uniéndolo al sacrificio de Cristo. ¿Cómo cambiaría nuestra vida si emprendiéramos este viaje de amor con tanta entrega?
Referencias:
Cabrera, C. (2000). Amor Activo. Obras Completas. Tomo 1. México: Editorial La Cruz, S.A. de C.V.