8 de julio de 2024

¿Todos somos profetas?

El Papa Francisco comenta que, en el Evangelio, Jesús nos dice: “El que recibe a un profeta, porque es profeta, tendrá recompensa de profeta” (Mt 10,41). Pero ¿quién es el profeta? Hay quien lo imagina como una especie de mago que predice el futuro, esta es una idea supersticiosa y nosotros, los cristianos, no creemos en supersticiones como la magia, las cartas, los horóscopos, lectura de manos o cosas similares; otros pintan al profeta solo como un personaje del pasado, que existió antes de Cristo, para preanunciar su llegada. Y Jesús mismo, hoy, nos habla de la necesidad de acoger a los profetas…

Profetas somos todos nosotros que, con el Bautismo, recibimos el don y la misión de la profecía (cf. Catequismo de la Iglesia Católica 1268). Profeta es aquel que muestra Jesús a los demás, que da testimonio de Él, que nos ayuda a vivir el hoy y a construir el mañana según sus planes, el que es un reflejo de la luz de Cristo en el camino. Por lo tanto, todos somos testigos de Jesús “para que la virtud del Evangelio brille en la vida diaria, familiar y social” (Lumen Gentium, 35), nos explica el Papa.

Francisco nos invita a preguntarnos: Yo, que fui “elegido profeta” en el Bautismo, ¿hablo y, sobre todo, vivo como testigo de Jesús? ¿Llevo un poco de su luz a la vida de alguien? ¿Yo me interrogo sobre esto? ¿Me pregunto cómo va mi testimonio, como va mi profecía?

En el Evangelio, Jesús pide acoger a los profetas, a que nos aceptemos unos a otros como portadores del mensaje de Dios, cada uno según su estado y su vocación, allí en los lugares donde vivimos, en la familia, en la parroquia, en las comunidades religiosas, en los demás ámbitos de la Iglesia y de la sociedad.

El Espíritu ha distribuido dones de profecía en el pueblo de Dios, por eso, está bien escuchar a todos. Cuando hay que tomar una decisión importante, es bueno rezar, invocar al Espíritu, pero, después, escuchar y dialogar, con la confianza de que cada uno, incluso el más pequeño, tiene algo importante que decir, explica el Papa,

Así se busca la verdad y se difunde un clima de escucha de Dios y de todos, sintiéndonos aceptados y valorados por lo que cada uno de nosotros somos.

¡Cuántos conflictos se podrían evitar y resolver así, escuchando a los demás con el sincero deseo de comprenderse! Preguntémonos ¿Creo que necesito a los demás? ¿Los escucho con respeto, con el deseo de aprender? Todos necesitamos aprender de los demás. Francisco nos invita a pedir a María, Reina de los Profetas, que nos ayude a ver y a acoger el bien que el Espíritu ha sembrado en los demás.

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