5 de julio de 2024

Las tragedias, momento para poner en marcha nuestra fe

“En este instante, atravesamos uno de los momentos más espantosos y dolorosos que puedo recordar. No podemos ser simplemente víctimas y espectadores pasivos de nuestras vidas, dejando que las circunstancias nos controlen. Tenemos que actuar, de acuerdo con los desafíos internos y externos que enfrentamos” (AishLatino.com). Esto es lo que leí, a propósito del tema de la guerra en Israel, hace ya unos meses. Desde una visión cristiana, podemos resumir ese pensamiento en cuatro puntos esenciales. 

El primero es explorar y aceptar los propios sentimientos, nada ganamos con negar lo que el corazón nos dice. Reprimir nuestros sentimientos y emociones, inclusive, nos hace daño. María Santísma nos pone el ejemplo, pues Ella guardaba todo en su corazón, para meditar la voluntad de Dios (Lc 2,19). 

Segundo, es necesario manejar nuestros pensamientos, para identificar con cuáles nos quedamos y cuáles hemos de desechar. Debemos estar conscientes de que nuestros pensamientos ayudan a construir y perpetuar nuestras emociones. Imaginar escenarios negativos y repetirlos en la mente no ayuda a la situación. Miremos lo que nos dice Jesús, en Lucas 15, 11-26: “Un reino, donde hay luchas internas, va a la ruina y sus casas caen una sobre otra”. 

En tercer sitio, hagamos algo proactivo, ya que, aún en medio de nuestros sentimientos dolorosos, no queremos que la situación defina nuestras vidas y nos paralice. No somos espectadores indefensos, ¡podemos tomar las riendas de nuestras vidas, siempre confiados y de la mano del Señor! Cuidemos de nosotros mismos y de los demás. Somos valiosos para nuestro Padre. San Lucas nos remite a la enseñanza de Jesús: “Y, en cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado. Así que no tengan miedo, para Dios, ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones.” (12,7). 

Finalmente, hay situaciones en la vida que pueden sacudir la fe. Nos llevan a preguntarnos ¿cómo es posible que Dios permitiera esto? Tomemos nota de esto: Las tragedias no son momento para cuestionar la fe; son el momento para ponerla en marcha. Jesús dijo a sus discípulos: “Confíen en Dios. Les aseguro que, si tienen confianza y no dudan del poder de Dios, todo lo que pidan en sus oraciones lo obtendrán” (Mc. 11,22-23). 

En esos momentos, parecería que nada tiene sentido, allí es donde entra la confianza en Dios. Aunque, desde nuestra perspectiva humana, no podemos entenderlo, sabemos que en el plan de Dios todo tiene sentido y nos llevará, de alguna forma, a donde necesitemos llegar, “Dios se acuerda de nosotros en nuestro abatimiento, porque su amor perdura para siempre” (Sal 136,23), porque “todo aquel que invoque el nombre del Señor se salvará” (Rom 10,13). 

Deja un comentario