Señor, auméntanos la fe
Señor, auméntanos la fe, fue la petición que le hicieron los apóstoles a Jesús…
Los apóstoles no veían más allá de un hombre, que hacía cosas extraordinarias, algunas de las cuales no eran capaces de entender. La fe les invitaba a ir más allá, a experimentar la presencia de Dios.
De eso se trata la fe, de experimentar y vivir la presencia de Dios, de sentirlo presente en mi vida, en la vida de la Iglesia, en el mundo, en la creación y confiar que esa presencia es una presencia hecha de amor y misericordia, que desea nuestra libertad, nuestro bien, nuestra felicidad.
La frase de Jesús, mencionada en Lucas 17 5-10, “si tuvieran fe como un granito de mostaza”, nos hace reflexionar qué tan grande o pequeña es nuestra fe. La realidad es que, a veces, nuestra fe decae, esa relación de confianza conoce momentos de debilidad; entonces, nos sentimos desanimados y sin fuerzas. De ahí viene la petición de los apóstoles: “Señor, auméntanos la fe”.
Cuando conocemos la Palabra de Dios y la entendemos viene, entonces, el andar por la fe y actuamos según Dios nos enseña; esto no consiste en decir que tenemos o anhelamos la fe, sino en vivirla. Lo que Jesús quiere es que nuestra fe sea viva y activa. Somos llamados a vivir por fe.
Fe, una palabra muy pequeña, con un significado muy grande. Señor Jesús, como los apóstoles, nos acercamos a Ti, para pedirte que aumentes nuestra fe.
Los invito a reflexionar y preguntarnos: ¿Cómo es nuestra fe? ¿Le dedicamos tiempo a hacerla crecer?
En palabras del Papa Francisco: “La fe aumenta con el don y crece con el riesgo. La fe avanza cuando vamos equipados de la confianza en Dios. La fe se abre camino a través de pasos humildes y concretos”.