3 de julio de 2024

No olvidemos ser como niños

En este día, que celebramos a los pequeños cuyo corazón es sencillo, sin malicia, inocente y humilde, podemos aprender mucho de ellos, porque pareciera que, conforme vamos creciendo, vamos perdiendo esa manera de ver la vida. No se trata de no madurar o de ser como el cuento de Peter Pan, que no queria crecer, sino de continuar conservando un corazón abierto, lleno de amor a todos los que nos rodean. 

No dejemos de hacer preguntas porque somos adultos, ni dejemos de soñar porque nos dicen que debemos vivir con los pies en la tierra; crecemos y, a veces, lo hacemos con desconfianza.  

Si algo podemos admirar de los niños es la infinita imaginación, si le damos una caja, él creará un maravilloso mundo en ella. Ese deberia ser el anhelo de un cristiano, el conservar el corazón puro y sincero. 

El Papa Francisco comentaba, en su audiencia, los niños nos recuerdan que somos siempre hijos. Incluso, si uno se convierte en adulto o anciano, en padre, si se ocupa un lugar de responsabilidad por debajo de todo esto, permanece la identidad de hijo.  

Reconozcamos el rostro de Jesús en los pequeños, porque cada niño abandonado es un grito en el corazón de Dios y deberia ser un grito para cada uno de nosotros.  

Pidamos por los niños, con esta oración del Papa Francisco:  

Quiero pedir por los niños, que dejan sus dedos llenos de chocolate en todo lo que tocan, que saltan en los charcos y arruinan sus pantalones nuevos. 

Quiero pedir por los niños, que nos dan besos pegoteados de caramelo y ramos de flores, que duermen con su perro y quieren enterrar a sus pescaditos, que nos abrazan muy fuerte. 

Y, también, quiero pedir por los niños que nunca han comido postre, que no tienen cobija favorita que llevar a todos lados, que ven a sus padres sufrir, que se acercan a nuestros coches en cada crucero, pidiendo con sus ojos, que no tienen baños para asearse y cuyas fotos aparecen en las estaciones de policía y no en las oficinas de sus padres… 

Quiero pedir por los niños, cuyas pesadillas suceden a plena luz del día, que comen lo que encuentran, que duermen bajo el cielo, abrigados por periódicos, que no reciben mimos de nadie, que van a dormir hambrientos y despiertan hambrientos, que no tienen dirección… 

Por todos esos niños, Señor, quiero pedir el día de hoy, porque todos son valiosos, dan una nueva forma de amor a nuestras vidas y una razón para vivir, porque ellos nos hacen sentir la necesidad de comprometernos a construir un mundo más justo.  

Que nunca nos olvidemos de ser niños… 

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