5 de julio de 2024

Editorial Diciembre 2022

Como si de un embarazo común se tratara, el desarrollo de la criatura, don del Espíritu, pasó en el vientre de María de la absoluta inadvertencia propia de los primeros días hacia las primeras molestias y signos corporales y, luego, a la clara presencia del Hijo de Dios, y a la vez Jesús el hijo de sus entrañas. Paternidad divina, maternidad humana. 

​La Sabiduría Divina, siempre delicada con nuestra humanidad, acompañó el paulatino e indispensable descentramiento, por el cual la madre poco a poco camina hacia una centralidad dedicada al pequeño gestándose en su vientre. María pasó de las atenciones a la parturienta Isabel al cuidado de su propia criatura, camino al parto del fruto bendito de su vientre, Jesús. 

​El Espíritu Santo nos enseña en este mismo proceso, al cual nos remitíamos con María el mes pasado, para vivirlo también nosotros. Pasar del centramiento en nosotros a la centralidad en Jesús, que debiera crecer hasta ser total protagonista de nuestras almas. 

​Adviento es proceso de negación de nosotros mismos para prepararse y acoger a Jesús- 

Renovar un año más, un cumple más, el deseo de cumplir sus deseos …, y su deseo es hacer de ti, de todos nosotros, hijos de Dios. En su meditación, Tere Rojas, nos invita a focalizar nuestra atención en el Dios habitando en nosotros, preparar un regalo para Jesús. En este sentido, el paulatino abandono de un egoísmo incompatible con la Vida que Dios nos da para llenar esta vida, es por tanto una despedida del viejo yo. 

Vino nuevo en odres nuevos, o a la manera de San Pablo, Gina Aramburu nos propone “Despídete, no del año viejo, sino del hombre viejo”; y sí, es cierto, toda gestación, toda transformación, toma su tiempo, así que por lo menos que seamos nuevos en cierta o ciertas actitudes. 

​Es hermoso contemplar el proceso natural tan pleno de divinidad que es la gestación de un nuevo ser humano; suscita, nada más observarlo, asombro, un respeto ante el misterio de lo sagrado. 

Nuestro querido P. Sergio, ahora avecindado con Jesús junto al Padre, lo define con palabras entrañables y bellas: “Adviento es poesía, es anuncio gozoso de lo que la humanidad está a punto de recibir, para no dejarlo jamás (…) Adviento nos señala dónde  está la solución  de todo y para todo.  El  mundo  le pertenece   a   ese   pequeño   niño   que   necesitan   todos   los   corazones   de   la humanidad de todos los tiempos.” 

¡Gracias Sergio, una vez más! Para ti Navidad y Pascua eterna …para nosotros, Adviento todavía. 

Feliz Adviento hermanos, y una muy feliz Navidad. 

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