3 de julio de 2024

Confianza en Dios, para vivir la justicia divina

Mirar hacia lo alto

La paz interior es consecuencia de la confianza en Dios. Es asumir la presencia de Dios, en nuestra realidad, que nos purifica, nos sana y nos hace vivir en plenitud, en paz, en serenidad.

Las situaciones externas nos manipulan; cuando nos dispersamos en el activismo, quizás es que hemos perdido la confianza. También, las dificultades nos roban la confianza en Dios y la paz interior. La redención de la Salvación se vive en la confianza. Confiando en el amor, que es Dios, se vive la unión y plenitud con nuestros hermanos.

La confianza nos hace vivir en la Santísima Trinidad, en común unión entre Jesús y nosotros, y se refleja en la sociedad con generosidad, ayuda mutua, y amor. La confianza nos une al amor de Dios, que se refleja en el amor entre nosotros, viviendo en justicia.

“Quien siembra justicia, cosecha misericordia”. Ahí, donde trabajas y te relacionas, es el campo ideal de transformación de la realidad, a partir del Evangelio. La justicia divina no es para ajustar cuentas, sino para ajustarnos al modelo de Jesús, para ajustarnos al amor. La justicia es retributiva. Jesús vivió sanando enfermos, alimentando al hambriento, buscando el confort del prójimo y es lo que nosotros debemos continuar en nuestras vidas.

Los laicos deben trabajar el confort de Jesús, en las obras de misericordia. Se trata de que, desde Jesús, transformar nuestra propia realidad y, en unidad con Él, transformar la realidad común. Jesús nos pasa la estafeta y nos invita a colaborar en el campo de acción, para sembrar justicia y cosechar misericordia. Se trata de vivir nuestra vida, incluyendo la caridad, la inclusión, el respeto a la vida, el respeto a la dignidad de la persona.

El laico está invitado a revisar el concepto de justicia, para transformar las realidades sociales y lograr una vida digna para todos.

Pidamos, a Dios, la capacidad de vivir como Él, amando al hermano, en la acción de la vida, y luchando para que todos tengamos de todo lo necesario y que a nadie le falte lo indispensable para vivir dignamente. Amén.

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