17 de junio de 2024

El diácono

Quizás, el grado del diaconado es el grado del orden menos entendido que hay en la Iglesia. En las reflexiones teológicas, han puesto en duda la validez del sacramento, centrado principalmente en el poder manifestado del Espíritu Santo en él, en la configuración de la Eucaristía y el perdón de los pecados; sin embargo, el elemento que centra la acción del ministerio es la difusión de lo que Jesús reveló de Dios, esto se llama predica y está contenida en los Evangelios. 

Su función principal, en la misa, es la lectura del Evangelio y es tan central que, ni en las celebraciones papales se le concede a un cardenal o a un presbítero, si está presente y activo un diácono. 

Para Cristo, el poder principal que deriva de la gracia de Dios es la entrega en el servicio a los demás; por ello, Él se entrego hasta la muerte y una muerte de cruz, para servir a los hombres como ofrenda de expiación del pecado (Cfr Fil 2, 7-8). El signo del diácono es el servicio amoroso en escucha paciente de la necesidad de sus hermanos y la predica del Evangelio. 

En la historia de la Iglesia, ha aparecido y desaparecido la función del diácono. En el origen, para los apóstoles, fue respuesta a la necesidad de administración de los bienes de la Iglesia y la atención a los más excluidos y rechazados, para poder dedicarse a la oración y la difusión del Evangelio (cfr. Hech 6,1-6). San Pablo define la estructura de la jerarquía de la Iglesia, describiendo las características de los obispos y los diáconos (cfr. Tit 3), posteriormente, incluye a los presbíteros. 

En la constitución apostólica “Lumen Gentium”, la Iglesia acepta ordenar a aquellos hombres que se distinguen, por su piedad y servicio, con el grado de diáconos, no importando si estos están casados y tienen familia, puesto que el diácono permanente debe atender su manutención con su propio trabajo y no con aquello que la Iglesia le pueda ofrecer. El diácono permanente es un ministro ordenado, es parte del clero y puede celebrar y presidir liturgias, como la bautismal, el rito funerario y los matrimonios. 

Deja un comentario