8 de febrero de 2025

“Al menos, ámame tú”

El 16 de junio, se venera al Sagrado Corazón de Jesús y, hablar de esta fecha, también es tener muy en cuenta a Santa Margarita María Alacoque, una joven monja francesa, católica, a quien Jesús le mostró Su corazón herido, palpitante, coronado de espinas, con una herida abierta, de la cual brotaba sangre y, en la parte superior, una cruz.

En las cuatro revelaciones, que tuvo santa Margarita, pudo ver el ardiente deseo que tiene Jesús de ser amado por los hombres y de apartarlos del camino de perdición, exponiendo Su corazón de carne, manifestando, en él, todo su amor.

La imagen del Sagrado Corazón es símbolo de Su ardiente amor hacia nosotros, el cual entregó sin condiciones. El deseo del Señor era que esta imagen se expusiera en cada hogar o se llevara en el pecho, en forma de medalla, ofreciendo promesas de gracias a quien lo venerara.

Recuerdo la primera vez que vi esta imagen, debajo de ella, decía: “Por lo menos, ámame tú”. Eso me dejó sorprendida: mostrar Su corazón herido y decirle a Santa Margarita que, por lo menos, lo amara ella, como si nadie más lo amara. Y es que, en la tercera revelación, cuando Jesús le muestra Su corazón, también le dice: eso fue lo que más me dolió de cuanto sufrí en mi pasión y, aún, habría querido hacer más, pero solo frialdades y desaires tienen para todo mi afán, al menos, dame, tú, el gusto dentro de tus posibilidades; al menos, ámame tu.

Jesús le explica, en la cuarta y última revelación, cómo sería la devoción a Su corazón. Esta sucedió en el curso de la octava de Corpus Christi, en 1675. Estando Santa Margarita ante el Santísimo Sacramento, el Señor le descubre su corazón, de nuevo, y le dice: He aquí el corazón que tanto ha amado a los hombres y que no ha ahorrado nada, hasta el extremo de agotarse, consumirse, para testimoniar su amor. En cambio, solo recibe ingratitudes por medio de sus irreverencias, sacrilegios, pero lo que más me duele es que se porten así los corazones que se han consagrado. Por eso, pidió que el primer viernes, después de la octava de Corpus, se celebre una fiesta especial para honrar su corazón, comulgar y pedir perdón, reparando los ultrajes por Él recibidos, durante el tiempo que permanezca expuesto en los altares, prometiendo esparcir en abundancias las influencias de su amor a quien haga ese honor.

Hoy en día, existe la Guardia de Honor, que nació en 1863, gracias a otra religiosa, la hermana María del Sagrado Corazón Bernaud, cuya finalidad es ofrecer una hora del día, sin importar el lugar en donde te encuentres, trabajo, escuela, casa, etc…  y ofrecer todo lo que hagas con amor al Corazón de Jesús. También, asistir el primer viernes de cada mes, a misa y comulgar.

¡Al menos, ámame tú”

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