8 de julio de 2024

Mis palabras

A mi hermano Javier  

Palabras que faltan… 

Palabras que sobran…  

Palabras que marcan…  

Palabras que sanan…  

¿Tenemos conciencia del poder de nuestras palabras?  

He estado leyendo un poco al respecto y me parece importante compartir lo que ya todos sabemos, pero muchas veces olvidamos: las palabras, una herramienta que se nos otorgó con demasiado poder, porque…  

Porque son más que sonidos, porque no se las lleva el viento, porque llegan para quedarse, porque se convierten en pensamientos, porque se convierten en acciones, porque emocionan, porque motivan, porque impulsan, porque opinan, porque afectan, porque nos proyectan, porque somos lo que decimos…  

Sólo conociendo el poder de las palabras, conocemos también el poder del silencio.  

Dice la Biblia que sólo los justos pueden hablar con bendición y verdad y recuerdo también que leí que, en las Sagradas Escrituras, el primer registro que se tiene de la voz de Dios fue la expresión creativa “Sea Luz”.  

Y si bien es complicado interpretar a veces lo que nos quiere decir Dios a través de la Biblia, en la vida cotidiana sabemos que Sus palabras son Luz y nos enseñan cosas buenas para la vida: esperanza, fuerza, energía, cariño.  

Y de aquí la reflexión con la que me quedo:  

“Porque todas las personas están librando alguna batalla que a veces no conocemos, seamos amables con nuestras palabras”. 

Por todo esto, de ahora en adelante invito a Dios a que interceda por mí, para que sea mi asesor, para que me oriente en cuándo y cómo debo hablar y cuando debo callar, para que sea mi vocero porque mis palabras tienen poder, porque al hablar, decido sanar y no afectar, porque quiero que sean siempre palabras de luz… 

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