8 de julio de 2024

Un nuevo año se nos regala

Un nuevo año se nos regala. Dios, quien siempre toma la delantera, nos ha renovado en esta Navidad la reiterada promesa de estar con nosotros. Jesús está con nosotros. Él acompaña nuestros pasos, una vez más, desde la alborada del primer día del año.

Por eso podemos exclamar con firme fundamento cristiano: ¡Feliz año nuevo!  Su cercanía y presencia tan humana iniciaron en y con María, a ella celebramos desde la vigilia del primer día del año. Así nos adentramos en el misterio de los doce meses del 2022, acompañados por Jesús, amparados por nuestra santa madre María.

¿Volver la vista atrás? Habrá quienes así comiencen, a fin de cuentas, aunque no siempre feliz. El tiempo pasado comunica cierta seguridad, lo conocemos y lo hemos vivido ya. El futuro siempre es misterio… y eso, bueno, no resulta tranquilizador para todos.  La mujer de Lot, no obstante ser advertida y conducida por ángeles, optó por el pasado y prefirió  contemplar las ruinas de algo devastado (cfr. Gn 19,26). No podemos culparla, si ella hubiera sabido, como sabemos nosotros, que al consumir la historia, también con su violencia, fracasos, cruces de toda manufactura, jamás dejamos de estar a la zaga de Dios (cfr. Lc 17, 28-33). El ya pasó por donde apenas nosotros vamos llegando. Maravillosa revelación que nos legó Moisés (cfr. Ex 33,23)   El futuro es misterio, como lo es Dios mismo.

Habrá quienes, nos explican en otro artículo de la presente y flamante edición 2022, se consuelen con un pergamino bastante largo de buenos propósitos para el año nuevo. El camino que se abre por delante resulta menos desconocido cuando se intuyen bondades por-venir. En este sentido lo mejor será fiarnos de los propósitos Bienaventurados, pues la certeza de su efectividad no la avalamos nosotros, sino Jesús mismo. Ser misericordiosos, limpios de corazón, afanarnos por la justicia… y, sobre todo, ser discípulos suyos (Mt 5, 1-12),

Bueno será que en el sendero abierto por Dios en el 2022 nosotros todos, yo y tú, nos hagamos cotidianamente la pregunta ¿De verdad me siento pleno con lo que hago? En las páginas interiores un joven en búsqueda de Dios te invita a reflexionar y hallar la maravillosa respuesta descubriendo tu hermosa vocación. ¿A qué divino encuentro nos llama este año?

El 2022 es de Dios, ¿de quién más podría ser cada día, con su amanecer y puesta de sol, cada ciclo semanal culminando en el Domingo, día del Señor, su ciclo en torno al sol volviendo al punto de partida de un día 1 de enero?  En Dios somos, nos movemos y existimos (Hch 17,28).

Al amparo de María, meditando en el corazón los misterios de Dios, adentrémonos pues en el umbral que Dios nos abre. Jesús está con nosotros y, si lo seguimos a Él, el Camino, encontraremos la Verdad y la Vida.

Sea Feliz tu andadura 2022, ¡Feliz año nuevo!

Deja un comentario