5 de julio de 2024

H. Alfonso Pérez Larios, M.Sp.S.

Continuación…

PRIMEROS AÑOS DE PROFESO

La estancia del hermano Alfonso, en Morelia, correspondió, pues, a sus tres años de votos temporales. Conservamos la siguiente apreciación, escrita de puño y letra del P. Félix Rougier, del tiempo de votos temporales del hermano Alfonso:

30 de septiembre de 1922, votos de devoción: el de siempre padecer (perpetuo, desde el 6 de mayo de 1921, con permiso mío). Devociones: con predilección al Padre, — a la Santísima Virgen: reza las tres partes del rosario. Comunión: diaria, fervorosa, sin libro. Apertura mensual con el superior: culpa y pedir consejos y avisos, hacerlo el Primer Viernes. Estado de alma: buena vocación — Se siente en su centro. Ministerios: catequesis y sacristán. Salud: buena – El P. Superior tiene mucho cuidado de la salud de todos. Caridad: bien con todos.

Al comenzar el año 1924, nos dicen las crónicas de los Misioneros del Espíritu Santo «que el P. Félix, usando las facultades especiales que la Santa Sede le confería, reorganizó todas las casas y al personal de la congregación».

Entregó, el 18 de diciembre de 1923, el Templo del Espíritu Santo de Tacubaya al señor arzobispo Mora y del Río. Volvió a traer, a Tlalpan, la Escuela Apostólica que, por complacer al señor arzobispo Enrique Sánchez Paredes, había trasladado al pueblo de Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, Arquidiócesis de Puebla.

Pocos días después, el 9 de enero de 1924, distribuyó al personal de la congregación en cuatro casas: Casa Central y Escolasticado, Noviciado, Escuela Apostólica y Casa de Ministerio de Morelia. Destinó a Alfonso a la Escuela Apostólica con el cargo de “vigilante”.

Un testigo de esa época, el R.P. Federico Garibay, M.Sp.S., que entonces era apostólico y pasó al noviciado a fines de agosto de 1926, recuerda: “Llegó el hermano Alfonso a la Escuela Apostólica, a principios de 1924, con el cargo de vigilante, que consistía en vigilar la conducta de los apostólicos de cuando en cuando, pero más bien era una mayordomía para cuidar de que todos cumplieran con los cargos que tenían».

Continuará…

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