18 de mayo de 2024

«Judas, ¿dónde estás?»

El Papa Francisco nos invita a rezar por la gente que, en esta época de pandemia, lucra con los necesitados, aprovechándose de las necesidades de los demás. Que el Señor toque sus corazones y los convierta.

El Miércoles Santo también se conoce como “miércoles de la traición”, día en que Judas vende al Maestro.

Hoy en día, hay Judas que venden a sus hermanos(as), explotándolos en el trabajo, no pagando lo justo, no reconociendo los deberes…gente que, para estar más cómoda, es capaz de alejarse de sus padres, abandonarlos en una residencia y no verlos, dejando su responsabilidad a otros.

Jesús dijo: “No podéis servir a Dios y al dinero” (cf. Lc 16,13), o sirves a Dios, y serás libre en la adoración y el servicio, o sirves al dinero, y serás esclavo del dinero.

No sabemos cómo fue la vida de Judas, un muchacho normal, tal vez, con inquietudes, el Señor lo llamó a ser discípulo. Él nunca logró serlo: no tenía boca ni corazón de discípulo. Era débil, pero Jesús lo amaba.

El Evangelio nos dice que su amor por el dinero lo llevó a robar, a traicionar. “Judas fue donde los sumos sacerdotes y les dijo: «¿Qué me daréis, si os lo entrego?»” (cf. Mt 26,14).  Jesús afirma que será traicionado por él, pero le llama “Amigo” y lo besa. Jesús amenaza con fuerza, “¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le habría valido a ese hombre no haber nacido!” (cf. Mt 26,24). 

El diablo entró en Judas y lo llevó a este punto. Su corazón, inquieto, atormentado por la codicia y por el amor a Jesús, vuelve a los sacerdotes pidiendo perdón, pidiendo salvación. “A nosotros, ¿qué? Tú verás…” (cf Mt 27,4). ¿Y cómo terminó la historia? Te promete todo, te hace ver todo y, al final, te deja solo a ahorcarte en tu desesperación.

Pensemos en el pequeño Judas, que cada uno de nosotros tiene dentro de sí, a la hora de elegir: entre lealtad o interés. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de traicionar, de vender, de elegir por el propio interés. Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de dejarse atraer por el amor al dinero o a los bienes o al bienestar futuro. “Judas, ¿dónde estás?”, la pregunta la hago a cada uno de nosotros: “Tú, Judas, el pequeño Judas que tengo dentro: ¿dónde estás?

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