8 de julio de 2024

BAUTISMO: Celebración llena de regalos

Durante el rito del bautismo, el bautizado recibe muchos regalos de parte de Dios y de la Iglesia, rito sumamente importante que, a veces, los participantes no valoramos.

El bautismo «es el más bello y magnífico de los dones de Dios […] lo llamamos don, gracia, unción, iluminación, vestidura de incorruptibilidad, baño de regeneración, sello y todo lo más precioso que hay.  Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios» (San Gregorio Nacianceno Oratio 40,3-4).

El bautismo es el sacramento por el cual el bautizado se hace hijo de Dios y entra a formar parte de su gran familia, de su Cuerpo Místico que es la Iglesia Universal.  

Otro gran regalo y que solo se recibe en el bautismo es la Gracia Santificante y es el don gratuito que Dios nos hace de su vida, infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma para limpiarla del pecado y santificarla. 

Por sus méritos, Jesucristo incorpora al bautizado, por medio del Espíritu Santo, en su misión de sacerdote, profeta y rey, una triple vocación de dimensión misionera; es decir, el bautizado, como hijo de Dios, está llamado a ofrecer su vida como una ofrenda agradable al Padre en Cristo, a llevar el mensaje del Evangelio al prójimo y a servir como Jesús, Rey del Universo, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar la vida por todos.

El bautizado, al ser hijo de Dios movido por el Espiritu Santo que habita en él, le puede decir a Dios, “Padre”, o como Jesús le dice, “Abbá” que significa Papá, recibiendo la dignidad de hijo de Dios en todas sus dimensiones, también en su cuerpo pues, ya que el Espíritu Santo habita en él, se convierte en templo vivo de Dios. 

Los participantes son testigos de esta gran celebración y renuevan los compromisos recibidos desde su propio bautizo.

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