8 de febrero de 2025

Tu Cuerpo en nuestro cuerpo

Si tu Palabra se hizo carne,

con razón, amar a alguien es amar su cuerpo.

¿Qué amamos al amar a otros, si no es su cuerpo?

Su manera de mirar, el timbre de su voz y la forma de sus manos,

el sonido de su risa, su presencia cuando callan,

todo su sentir y todo su pensar,

su historia y su misterio entero habitan en su cuerpo.

Tu Palabra también se hizo carne

en las caricias de mi madre y los abrazos de mi padre.

Se ha hecho carne cuando, enamorados,

nuestros cuerpos se estremecen y se llenan de nostalgia.

Tu Palabra se hace carne, ahora lo voy sabiendo,

en el cuerpo de quien sufre y me pide ser consuelo,

en el cuerpo envejecido, que me pide ser ternura,

en el cuerpo de quien muere y me pide sostenerlo,

dejándome, luego, la tristeza inexplicable

de la ausencia de su cuerpo.

Solo queda, entonces, la esperanza empecinada:

tu Palabra se ha hecho carne,

el amor se ha hecho espacio, deseo, dolor y tiempo.

Las caricias y la risa, las nostalgias y los duelos,

son tu Cuerpo en nuestro cuerpo, son anuncios de lo eterno.

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