15 de enero de 2025

Hay que tomar los días uno por uno y tal como vienen

La beata Concepción Cabrera le da este sabio consejo al padre Tomás Fallon, MSpS: «Hay que tomar los días uno por uno y tal como vienen, las cosas de ayer son pasadas y el mañana le pertenece a Dios. La cruz es ligera cuando se toma así en partes».

Tenemos una arraigada tendencia a vivir en el pasado, recordado lo que hicimos o dejamos de hacer, lo que nos dieron o nos quitaron, y nos llenamos de orgullo o de culpas. Es una actividad estéril, pues ya nada podemos cambiar. Hagamos lo que San Pablo: «olvido lo que dejé atrás» (Flp 3,13).

Pero también huimos del presenta imaginando un futuro coloreado por nuestras más ingenuas fantasías o por nuestros más pesimistas temores. Es tiempo perdido, pues ni siquiera sabemos si moriremos hoy mismo (cf. Lc 12,20). Nos lo dijo Jesús: «no se preocupen por el día de mañana» (Mt 6,34).

Vivamos anclados en el presente, tomando «los días uno por uno». Vivamos el hoy tal como viene, sin lamentarnos de que sea diferente a lo que habíamos imaginado. Aprovechemos el hoy para amar, servir, orar, agradecer, trabajar, sonreír, leer, cantar…

Si Dios nos ha regalado el día de hoy, vivámoslo responsablemente, sin desperdiciar sus horas, pero también sin obsesiones ni agobio, disfrutando las alegrías que nos ofrece y soportando los sufrimientos que trae consigo. 

¿Sufrimientos? Sí. Desde luego que hay que cargar la cruz, pero únicamente la de ese día, y no la del día siguiente y menos aun la que nos imaginamos que será la cruz de toda la vida. «La cruz es ligera cuando se toma así en partes».  «Cada día tiene bastante con sus propios problemas», nos dijo Jesús (Mt 6,34).

No huyamos del presente ni dejemos que los recuerdos o las preocupaciones nos lo arrebaten. El presente es el tiempo en el que Dios se manifiesta y se nos entrega. El presente es una oportunidad para amar a Dios y al prójimo. En el presente se unen el tiempo y la eternidad. O somos felices en el presente o, simplemente, no somos felices.

 C. Cabrera, Cartas al padre Félix y a los Misioneros del Espíritu Santo, Cimiento, México 1989, 314 (Al padre Tomás Fallon, 29 octubre 1935).

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