por Alejandra Barrera
Las enseñanzas de los indios nativos norteamericanos, la relación que mantienen con la naturaleza, la armonía y observación hacia las plantas y los animales, son actos que los han conducido a realizar grandes descubrimientos y esa sabiduría que ha guiado a gran parte de la humanidad, desde hace miles de años.
Son, igualmente, diez mandamientos:
- La Tierra es nuestra madre, cuídala.
- Honra todas tus relaciones.
- Abre tu corazón y tu alma al Gran Espíritu.
- Toda vida es sagrada, trata a todas con respeto.
- Toma, de la tierra, lo que necesitas y nada más.
- Haz lo que hay que hacer, para el bien de todos.
- Da las gracias constantemente al Gran Espíritu, por cada nuevo día.
- Di la verdad, pero solo de lo bueno de los demás.
9. Sigue los ritmos de la naturaleza, levántate y retírate con el Sol.
10. Disfruta el viaje de la vida, pero no dejes huellas.
Concluyo, entonces, que hay un camino en los corazones de todos nosotros, algunos le llaman preceptos, otros le llaman obligaciones, yo los conozco como mandamientos. Todos ellos, los tuyos, los míos y los nuestros, nos conducen a un lugar desconocido, secreto y misterioso.
Los humanos somos, por naturaleza, seres espirituales. Este sentido espiritual de la existencia es lo que buscamos, para trascender más allá de esta vida; en mi caso, a ese Cielo, donde me espera el encuentro con Dios y con mis seres queridos.
Me quedo con este proverbio indígena:
«No me dirijas, porque no siempre se puede seguir.
No me sigas, porque no siempre se puede dirigir.
Recorramos juntos nuestros caminos.
Como hermanos, amigos para siempre». Del Camino rojo
