19 de abril de 2025

Ofrecer al Señor lo que me queda

Cada día, procuro reflexionar sobre la Palabra de Dios utilizando, para ello, el Evangelio del día. Ayer, tocó uno que me gusta mucho, proveniente del Evangelio según San Marcos (8, 1-10) y se refiere a uno de aquellos días en que Jesús estaba proclamando, en medio de mucha gente, en despoblado, y no tenían qué comer. El Señor se apiada de ellos y pide a sus discípulos que les den de comer. Obviamente, sus discípulos carecían de medios para resolver ese gran problema.  

Así es el Señor, cuando enfrentamos diferentes situaciones en nuestra vida, nosotros, los católicos, recurrimos por nuestra fe para que Dios nos ilumine y nos indique qué debemos hacer. Sin embargo, el Señor no se contenta con únicamente guiarnos, sino que requiere de nuestro esfuerzo, de que seamos nosotros quienes tengamos la iniciativa para empezar a resolver.  

Por ello, en el Evangelio que narro, Jesús les pregunta a sus discípulos: “¿Cuántos panes tienen?” Ellos respondieron, “Siete”; entonces, les pide que se los llevaran y, tras bendecirlos, se los entregó para que los repartieran a la gente.  

Cuatro mil personas comieron y todavía sobraron siete canastos, así es la pedagogía divina. El Señor me pide siempre eso poco que tengo, quizás mi poco ánimo, mi poca entrega, mi poco servicio, lo que tenga en mí para ofrecerlo. Se lo entrego y lo ofrezco con toda sinceridad y amor a Jesús, para que Él lo transforme y lo aumente, fortaleciendo mi esperanza, mi fe, mi voluntad, mis acciones, para que, confiando siempre en que es el Señor quien actúa junto conmigo, las situaciones se resolverán, buscando el mayor y mejor bien para todos.  

Por tanto, no dejemos de orar, de meditar la Palabra del Señor, de aplicarla a la propia vida, ofreciendo lo que tengo, lo que me queda, aún eso poco que está en el fondo de mi corazón, sabiendo que el Señor no me juzga, me ama, me comprende y me ampara en cada momento de mi vida.  

Deja un comentario