18 de julio de 2025

La novedad del Espíritu Santo

Al llegar el final de las festividades pascuales, después de los cincuenta días que van desde la resurrección hasta el día de pentecostés, llegamos al momento que el Espíritu Santo irrumpe en la comunidad apostólica y les hace llegar la gracia, carisma, bien y don, con lo que Dios enriquece la naturaleza humana y lo impulsa a sentir su presencia, dinamizando las relaciones de amor, para ir construyendo su reino y expandiendo la buena nueva que Jesús les dio a sus apóstoles.

El mes de junio nos llena de expectación y de gran alegría, pues llegamos a la primera mitad del año, al momento de expresar lo que Dios nos ha preparado para que lo hagamos presente y sensible en nuestra comunidad, porque, por medio del Espíritu Santo, nos ha dotado de novedades con las cuales podemos servir a nuestros hermanos.

La novedad en sí es que Dios manifiesta su capacidad de renovar la faz de la tierra, haciendo que recuperemos la verdad y dignidad, aquellos que han caído en la seducción del mal, no para que retomen su camino en las mismas condiciones, sino que, con las experiencias que han obtenido a través de la gracia y el don con que Dios los ha robustecido, retomen sus vidas para ser vencedores.

Dios nos otorga la novedad del Espíritu Santo, para auxiliar y proveer a la comunidad con aquello que Dios nos ha dado. Esa cercanía que pone a Dios con el hombre, esa sensibilidad que manifiesta Dios con cada uno de nosotros, esa cercanía y sensibilidad que llega al punto de la decisión y aceptación del mismo hombre, porque Dios hace presente su amor a cada uno de nosotros.

Mas es el Espíritu Santo el que se hace presente a cada uno, de la forma en que lo necesitamos, para hacernos sentir parte de la familia de Dios. De esta manera, es Dios que, por medio de su espíritu, se acerca y atiende nuestras necesidades, entendiendo la disposición que tenemos y poniendo en nuestra cercanía su interés para que seamos felices.  

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