3 de junio de 2025

Bienvenido, querido León XIV

Querido papa León XIV, bienvenido,

Después de la gran pérdida y tristeza que nos representó la muerte del Papa Francisco, tu llegada nos vuelve a llenar de alegría, y nos recuerda que Cristo está al mando de su Iglesia, y que definitivamente las puertas del infierno no pueden prevalecer contra ella.

Verte salir al balcón, decir tus primeras palabras ya no como el cardenal Robert Francis Prevost, sino como el Papa León XIV, significó un momento de esperanza, una luz para quienes, hasta ese momento, nos encontrábamos en la orfandad devolviéndonos la alegría perdida el 21 de abril.

Querido Papa, querido León… ¡Muchas gracias por tu sí! Muchas gracias por tu hermosa vocación. Que ese “amor a primera vista” del 8 de mayo de 2025 sea el inicio de un gran pontificado, de una relación de la Iglesia con su obispo. Que el Espíritu Santo siempre te ilumine, y sepas ser un factor de unidad, pero también de paz. Ya desde tus primeras palabras, gestos y acciones demuestras estar consciente de que serás un papa que abogue en el mundo entero y dentro de la Iglesia por la paz, por la unidad y por la fe.

Que tu solo nombre, en honor al gran León XIII, sea un perenne recordatorio para nosotros los católicos de nuestro deber en el respeto y la promoción de la dignidad y los derechos humanos de los trabajadores, de los pobres y de los marginados. Que esta sea una oportunidad para todos nosotros de redescubrir la Doctrina Social de la Iglesia para estudiarla, pero más importante, para ponerla en práctica.

Asimismo, que tu autenticidad sea para nosotros un recordatorio de que Dios nos hizo únicos, y de que desde nuestra autenticidad debemos responder a su llamado, sea cual sea. Tu sonrisa, tus acciones, tu forma de ser papa, ni “a la Francisco” ni “a la Benedicto” sino “a la León”, nos recuerde que cada uno de nosotros tenemos nombre, apellido y dignidad, y que ese crisol de diversidad en la Iglesia solo la enriquece, y nos brinda una nueva oportunidad de ser testigos y testimonios de la misericordia de Dios.

Querido Papa León XIV, estaremos rezando por ti. Por favor, reza por tu grey. Bienvenido y mucho éxito.

¡Ánimo firme! ¡Qué viva la Cruz!

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