En mi nombre y en el de todos mis hermanos que nos reunimos para el Triduo Pascual 2025 en la Parroquia de la Santa Cruz del Pedregal, te doy gracias de todo corazón por la sorpresa que nos tenías preparada para esta Semana Santa. Queremos alabarte, bendecirte y darte gloria porque lo que hemos vivido estos tres días ha sido un regalo de tu bondad que nos sigue diciendo “te amo y esto es por ti”.
No fuimos unos simples feligreses que acudieron a “atender el oficio” del Triduo Pascual, en ningún momento se sintió un ambiente de obligación; sino que fue una verdadera comunión de hermanos con Jesús el Señor. Me imagino que nos estabas viendo, llegar con anticipación como muestra de respeto a tus Misterios, vestidos con decoro para acompañarte, con ilusión de poderte decir “aquí estamos Señor, aunque no entendamos mucho, CREEMOS en ti y en tu amor”, y estamos dispuestos a pasar, aunque sea este poco tiempo contigo. Hoy no se trata de nosotros, sino de Ti Jesús.
Fiel a la Tradición de la Iglesia, empezamos por lo máximo: La Institución de la Eucaristía, signo de tu abajamiento total, de la entrega de tu Cuerpo y de tu Sangre que pones ante nosotros todos los días para darnos vida en abundancia, para alimentarnos espiritualmente, para fortalecernos y hacernos sentir que Tú eres “Dios con nosotros, Immanu-El”, que donándote totalmente nos exiges también ser Eucaristía para los demás.