8 de junio de 2025

Te felicito de que todo te salga al revés

«Lo felicito de que todo le salga al revés, de que Jesús le desbarate sus planes, de que esté con todo esto dejando la escoria y purificándose. Déjese hacer y deshacer de Dios y de los hombres, y verá que pronto adelanta», le dice Concepción Cabrera al hermano Edmundo Iturbide, MSpS.

A primera vista, esta felicitación parecería un sarcasmo, pero no lo es; se trata, más bien, de la sabiduría de la cruz (cf. 1Co 1,24).

Es normal y sabio hacer planes, conseguir los recursos, encontrar los medios, las estrategias y los colaboradores, y esforzarnos por llevar a cabo esos planes. Pero más importante es lo que pedimos en el padrenuestro: «hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo» (Mt 6,10). Aunque con frecuencia oramos con estas palabras, pocas veces las decimos teniendo conciencia de lo que estamos pidiendo. Pedimos lo mismo que Jesús pidió a su Padre en Getsemaní: «no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú» (Mc 14,36).

Si nuestros planes no corresponden a lo que Jesucristo quiere de nosotros, que él los desbarate. Esto puede ser triste y doloroso para nosotros, puede causarnos frustración y hasta rabia, pero será benéfico: nos ayudará a dejar la escoria, los desechos, el lastre y el pecado, y nos purificará.

Esos planes desbaratados y el sufrimiento que nos causó su destrucción pueden ser una ofrenda agradable a Dios, si los unimos a la cruz de Cristo y los ofrecemos con amor.

Dejémonos hacer de Dios y de los instrumentos de los que Dios quiera servirse para labrarnos; esto nos hará adelantar en la vida espiritual, aunque, de ordinario, nosotros no tengamos clara conciencia de ese avance.

Y para los planes que hagamos en el futuro, antepongamos siempre una cláusula como estas: «Dios mediante», «Primeramente Dios», «si el Señor quiere» (St 4,15).

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