22 de julio de 2025

Volver al corazón

El Papa nos recuerda lo que nos dice Mateo: “cuando des limosna, cuando reces, cuando ayunes, ten cuidado de hacerlo en lo secreto. Tu Padre ve en lo secreto” (cf. Mt 6,4). Esta es la invitación que Jesús nos hace, al inicio del camino de la Cuaresma. 

Entrar en lo secreto significa volver al corazón, como exhorta el profeta Joel (cf. Jl 2,12). Se trata de un viaje del exterior al interior, para que todo lo que vivamos, incluso nuestra relación con Dios, no se reduzca a un marco sin pintura, a un revestimiento del alma, sino que nazca desde dentro y concuerde con los sentimientos del corazón; es decir, con nuestros deseos, pensamientos, con nuestro sentir, con nuestro propio núcleo, nos explica Francisco.

La cuaresma nos sumerge en un baño de purificación y de despojamiento; nos ayuda a quitar todo aquello de lo que nos revestimos, para ser mejores de lo que realmente somos. La vida no es una actuación, la Cuaresma nos invita a bajar del escenario de la ficción, para volver al corazón, a la verdad de lo que somos.

Volver al corazón significa volver a nuestro verdadero yo y presentarlo tal como es frente a Dios. Mirarnos por dentro y tomar conciencia de quiénes somos, quitándonos las máscaras que, a menudo, usamos, desde lo más profundo de nuestro ser, abrazando la vida y nuestra verdad. 

Francisco nos invita a que, con espíritu de oración y humildad, recibamos la ceniza sobre nuestra cabeza, que nos remite a nuestra realidad esencial: somos polvo, nuestra vida es como un soplo (cf. Sal 39,6; 144,4), pero el Señor no permite que ese polvo que somos se desvanezca.

La imposición de ceniza nos invita a redescubrir el secreto de la vida. Mientras usemos una armadura que cubra el corazón, nos camuflajearemos con la máscara de las apariencias, exhibiendo una luz artificial, para mostrarnos invencibles, permaneciendo vacíos y áridos. 

El Papa nos invita a que tengamos la valentía de inclinar la cabeza para mirar dentro de nuestro interior, entonces, podremos descubrir la presencia de un Dios que nos ama desde siempre; finalmente, se harán añicos las corazas que tú te has construido y podrás sentirte amado con un amor eterno.

https://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2024/documents/20240214-omelia-ceneri.html

Deja un comentario