Hace algún tiempo, leí un texto, no recuerdo si fue en alguna red social o lo escuché en la radio. Tampoco sé quién lo escribió, pero me gustó mucho. En ese momento, solamente anoté en un papelito la siguiente frase: ¿Qué es más fuerte? Considerando aquella reflexión como una referencia y confiando en que mi menguada memoria podría compartirla después. Lo dejé pasar y, hoy, por supuesto, no lo tengo muy claro, pero intentaré reconstruir lo que recuerdo de esas sabias palabras del autor.
Un día le preguntaron a la barra de acero:
– ¿Eres tú la más fuerte del mundo?
– No, es el fuego, porque me derrite- respondió.
Entonces, preguntaron al fuego:
– ¿Eres tú el más fuerte del mundo?
– No, el agua es más fuerte que yo, porque tiene la capacidad de apagarme- dijo.
Fueron, después, a preguntar al agua:
– ¿Eres tú la más fuerte del mundo?
– No- respondió-, es el sol, porque su calor me evapora.
Preguntaron inmediatamente al sol:
– ¿Eres tú el más fuerte del mundo?
– No, de hecho, la nube es más fuerte que yo porque, cuando se coloca frente a mí, nubla mi presencia.
Interrogaron entonces a la nube:
– ¿Acaso eres tú la más fuerte del mundo?
– No- contestó-, es el viento porque, cuando sopla, me lleva de un lado a otro.
Cuestionaron, después, al viento:
– ¿Es verdad que eres el más fuerte del mundo?
– No-dijo-, es la montaña, porque, cuando yo soplo y me topo con ella, me detiene.
Le dijeron a la montaña:
– Dicen que eres la más fuerte del mundo, ¿es cierto?
– No, el hombre es el más fuerte de todos, porque, con sus máquinas, puede convertirme en una planicie.
Le preguntaron al hombre:
– ¿Eres tú el más fuerte del mundo?
-No- respondió el hombre.
– La muerte es la más fuerte, porque tiene el poder de quitarnos la vida.
Acudieron a preguntar a la muerte, quien contestó:
-No soy yo la más fuerte, en algún momento, así lo creí, hasta que le quité la vida a un hombre y, a los tres días, resucitó. Ese hombre es el más fuerte del mundo; su nombre es Jesucristo.
– No más preguntas, Su Señoría.