El Papa Francisco expresa que, ante un mundo de relaciones virtuales, el amor necesita concreción, presencia, tiempo, encuentro y espacio. No puede reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfies de un momento o a mensajes apresurados.
El estilo de Jesús, ante el que sufre, se concreta a pocas palabras y hechos palpables, nos dice el Papa. Esta actitud la vemos muchas veces en el Evangelio, al comportarse así con quien sufre: sordomudos, paralíticos y otros tantos necesitados. Siempre habla poco y, a las palabras, les siguen las acciones: se inclina, toma de la mano, cura… sin llamar la atención, un estilo maravilloso de amar.
Francisco nos invita a dejarnos tocar por Jesús, para ser testigos de su amor, que salva; a pensar en este modo de amor maravilloso, cuando nos encontramos a personas que se comportan así: sobrias en las palabras, pero generosas en la acción; reacias a exhibirse, pero dispuestas a ser útiles; eficaces en la ayuda, porque están dispuestas a escuchar.
Amigos, a los que se puede preguntar: ¿quieres ayudarme?, con la confianza de escuchar un “sí, estoy aquí para ti”. Esta concreción es muy importante en un mundo, como el nuestro, en el que parece que se abre camino una virtualidad en la que se van esfumando las relaciones humanas.
Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de ustedes les dice: “Vayan en paz, abríguense y sáciense”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2,15-16). Estemos siempre presentes, atentos a las necesidades de los demás, no permitamos que los medios digitales nos envuelvan. No hay manera de sustituir nuestra presencia para poder resolver las dificultades y ser solidarios con los demás.
Preguntémonos: ¿sé escuchar a las personas, estoy disponible a sus buenas peticiones? ¿O pongo escusas, postergo las cosas, me escondo detrás de palabras abstractas e inútiles? ¿Cuándo fue la última vez que he ido a visitar a una persona sola o enferma, o que he cambiado mis planes para satisfacer las necesidades de quien me pedía ayuda?
Francisco nos invita a pedir a la Virgen María que nos ayude a ser solícitos y solidarios con los demás, como Jesús nos enseña.