Amigos lectores, los invito a que, durante el año 2025, sigamos la recomendación que les hice para la Navidad: que encontremos tiempo para conectar y reflexionar con la Palabra de Dios y caminar todo el año de su mano. En su palabra, encontramos la verdadera sabiduría. Con Dios en nuestra vida, tenemos la capacidad de discernir su voluntad, actuar en consecuencia y llevar una vida plena y feliz.
«Que Dios me conceda hablar con conocimiento y tener pensamientos dignos de sus dones, porque Él es quien guía a la sabiduría y quien dirige a los sabios. En sus manos estamos nosotros y nuestras palabras, toda prudencia y toda habilidad práctica. La sabiduría es un soplo del poder de Dios. Dios ama a quien convive con ella; porque a la sabiduría no la domina el mal». Sab.7,15-16. 25. 28. 30
Si queremos ser un granito de paz, que cambie el ambiente hostil y violento de nuestra sociedad, caminemos de la mano de Dios, empapados de Su Sabiduría y empecemos un cambio en nosotros mismos y, como diría la venerable madre, Concepción Cabrera de Armida, «así habrá un bribón menos en la sociedad».
En las Bienaventuranzas, Jesús nos regala un proyecto de vida, digno de la vida eterna. Nos dice Mateo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos», y de esta bienaventuranza nos regala otras siete, que nos explican que los pobres de espíritu son los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los que acompañan la miseria de los demás, los puros de corazón, los que trabajan por la paz y los perseguidos por causa de la justicia. Y la recompensa será grande en el cielo: ganarán el Reino de Dios, poseerán en herencia la tierra, serán consolados, serán saciados, alcanzarán misericordia, verán a Dios, serán llamados hijos de Dios; en pocas palabras, «de ellos es el Reino de los Cielos».
Este es un gran ejemplo de cómo vivir de la mano de Dios, bajo la mirada de su palabra. Pongamos horarios específicos para orarla y contemplarla.
En este año nuevo, pidamos al Espíritu Santo: tiempo para la oración, sabiduría para el discernimiento y amor y fidelidad para caminar en esta vida, de su mano.
Amén.