Diciembre, mes para reflexionar y agradecer
Rodrigo Vázquez Gutiérrez
El final de año es un momento propicio para la reflexión y la gratitud. Es un tiempo que nos invita a mirar hacia atrás y reconocer las bendiciones que hemos recibido, así como los desafíos que hemos enfrentado. Cada experiencia vivida nos ha acercado un poco más a la comprensión del amor incondicional de Dios.
Este año, hemos tenido momentos de alegría, pero, también, hemos encontrado pruebas difíciles, más allá de lo que creíamos que seríamos capaces de afrontar. Sin embargo, es en esos momentos complicados donde encontramos la oportunidad de crecer y fortalecer nuestra relación con el Señor. Recordemos las palabras de San Pablo: «Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece» (Filipenses 4:13). Esta promesa nos anima a seguir adelante, confiando en que Dios está con nosotros en cada paso del camino
Al mirar hacia el nuevo año, es esencial que renovemos el compromiso con nuestra fe y con nuestra comunidad. Este es un buen momento para establecer metas espirituales: quizás dedicar más tiempo a la oración, participar en actividades de servicio o profundizar en el estudio de la Palabra de Dios. Cada pequeño esfuerzo cuenta y puede tener un impacto significativo en nuestras vidas y en las de quienes nos rodean.
Además, es necesario tener en mente la importancia de la unidad. En un mundo que, a menudo, parece dividido, se nos llama a ser instrumentos de paz y amor. Que nuestras acciones reflejen la luz de Cristo y que cada encuentro con nuestros hermanos y hermanas sea una oportunidad para compartir el mensaje del Evangelio.
Al despedir este año, abracemos el futuro con esperanza y fe. Que el nuevo año nos traiga la paz que solo Dios puede ofrecer y la sabiduría para seguir su camino. Que cada día sea una nueva oportunidad para vivir en la gracia y el amor de nuestro Señor.
¡Felices fiestas y feliz Año Nuevo!