Alimenta a tu cuerpo con alimentos que lo nutran y disfrutes de su sabor, textura, color y consistencia.
Mueve y fortalece tu cuerpo diariamente con el ejercicio y la actividad física que más te guste.
Descansa tu mente y tu cuerpo al menos ocho horas diarias.
Ama y respeta tu cuerpo al igual que el de las demás personas.
Evita hacer comentarios negativos sobre tu cuerpo, así como del de las demás personas. Todos los cuerpos son bellos, son creación de Dios.
No lo mates de hambre, con dietas desequilibradas y extremas.
No castigues a tu cuerpo, con horas extra en el gimnasio, para compensar todo lo que comiste de más.
Ríete y diviértete, comparte desayunos, comidas y cenas con amigos y familiares, crea recuerdos inolvidables, no permitas que tus pensamientos negativos sobre tu cuerpo te limiten tu capacidad para disfrutar.
Agradece, hoy y siempre, a Dios, la oportunidad que tienes de poder disfrutar un día más de vida.
No olvides tomar agua suficiente para el buen funcionamiento de tu cuerpo, se recomienda de dos a tres litros de agua por día, dependiendo de la actividad física y el clima.
Las verduras y frutas son excelentes fuentes de minerales y vitaminas, no olvides consumirlas, a diario, en cantidad moderada, por ejemplo, dos raciones de fruta y tres de verdura, se pueden usar para botana y colaciones junto con algunas nueces y almendras.