Psicología y vida
Mauro Razo
La vida es un gran ciclo, compuesto por millones de ciclos: pequeños, medianos, grandes y, a veces, enormes, algunos de los cuales nos parecen interminables. Estos ciclos podemos asumirlos por elección propia, aunque, muchas veces, sin saber adónde nos llevarán.
A veces, resultan como esperamos; otras, no, elegir una carrera, casarse, tener hijos, endeudarse, emprender. También hay ciclos que no escogemos, que simplemente nos llegan y, a menudo, no son de nuestro agrado. La muerte de un ser querido, la enfermedad, la pérdida del trabajo, el divorcio. Todos estos ciclos, buenos o malos, requieren esfuerzo; no son “viajes de placer”, debemos enfrentarlos, nos guste o no.
En términos generales, estos ciclos, sean buenos o malos, son lo que, en psicología, se conoce como crisis. La particularidad de las crisis es que nos transforman. Somos una persona cuando una crisis comienza, como al tener un hijo, y somos alguien distinto, cuando la asimilamos o la superamos.
No hay que equivocarnos, cada crisis que atravesamos es como un tesoro, porque contiene algo muy valioso que, a menudo, pasamos por alto: el crecimiento personal, la posibilidad de ser una mejor versión de nosotros mismos al salir de ella. Y es importante subrayar que todas las crisis pueden ser detonantes de crecimiento personal o, por el contrario, de estancamiento.
¿Cuál es el significado de las dificultades que enfrentamos en la vida? Es imposible encontrar una explicación lógica absoluta, pero una verdad es que las dificultades nos desafían a buscar la forma de superarlas con dignidad y crecer para bien. No podemos controlar el resultado de las crisis, pero sí tenemos el control sobre cómo las enfrentamos, sobre cuál es nuestra actitud ante ellas.
En este contexto, un año es una crisis. Es un ciclo que no elegimos, pero que intentamos superar con decoro. Cada año es una gran oportunidad de crecimiento.
Con dignidad, recojamos los pedazos de nuestros días y usémoslos para continuar construyendo lo que todos los días, con coraje, buscamos en el tiempo que ya se fue. Luchemos por vivir, que es la razón por la que Dios nos dio esta oportunidad y por encontrar el crecimiento personal, que es lo que nos debemos.