por Vaticano
El Papa Francisco se dirigió a los jóvenes economistas de la fundación «The Economy of Francesco», a emprendedores y change-makers de todo el mundo, a “ser testigos, no tener miedo, esperar sin cansarse”, para ser parte de una nueva realidad, donde todos estemos comprometidos dentro de un cambio global.
Recordó a los jóvenes que esta institución servirá para sostener sus ideales, donde ellos serán sus beneficiarios y sus protagonistas. Pueden ser muchos los maestros que hayan conocido a lo largo de sus estudios o de su experiencia laboral, pero la referencia al Evangelio, incluso en el diálogo sincero con todos, les garantiza un Maestro excepcional, Jesús, el único que pudo decir: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6), expresó el Papa.
Francisco expresó que tienen toda la vida por delante, son un “camino” vivo donde pueden nacer cosas buenas, previniendo las malas. El contexto económico actual lo cambiarán, amándolo a la luz de Dios, introduciendo en los valores y la fuerza de la bondad, con el espíritu evangélico de Francisco de Asís.
El Papa acentuó la importancia de:
- Compartir los ideales con otros jóvenes, a través de un testimonio de vida; ser coherentes; apreciados por sus proyectos y realizaciones, no por ser poderosos, sino por transmitir la buena noticia de que, inspirándose en el Evangelio, incluso la economía puede cambiar. Dios es el Señor de la historia.
- La esperanza, frente a un mundo amenazado
- Proponer una nueva economía en un contexto de nuevas y viejas guerras, mientras prospera la industria armamentista, que quita recursos a los pobres. En algunos países, las inversiones más rentables son las fábricas de armas, ganar para matar. Mientras la democracia está amenazada, el populismo y la desigualdad crecen y el planeta está cada vez más herido. Luchamos contra molinos de viento.
Francisco concluyó, asegurando que, permaneciendo fieles a su vocación, sus vidas florecerán, con historias maravillosas para contar a sus hijos y nietos; vale la pena gastar la vida para cambiar el mundo. ¡Adelante! Yo estoy con ustedes, exclamó.
Así que recordemos lo que Jesús dijo a los discípulos: No tengan miedo. Él los ayudará y la Iglesia no los dejará solos.
