14 de enero de 2025

Gracias, Señor por la gente con Espíritu

Abren brecha en días de crisis y, a pesar de sus propias penas,
se vuelcan en nuestro mundo con un corazón colectivo.
Testigos del dolor de este pueblo, que va herido,
se ofrecen a los que sufren, acompañando su caminar.

Saben, también, rebelarse al ver ambiciones y abusos,
en un sistema que avanza atropellando la dignidad.
Testigos de aquel coraje que busca cambios profundos,
el fuego de sus palabras nos despierta y nos hace actuar.

Acercan luz con su presencia, por su entrañable humanidad.
A un extraño lo hacen familia, ponen la mesa, abren su hogar.
Testigos de lo sagrado en ellos mismos y en torno suyo,
contagian, tal vez por eso, tanta vida, tanta paz.

Por estos testigos, Tú te has metido en mi historia.
Te llevan con ellos siempre, te conocen bien, Señor.
Su fuego se hizo mi fuego, encendieron mi vida toda.
Por eso los llamo hermanos, por eso los quiero tanto.

Heridos, ¡y me han herido! Por eso ahora, yo también,
camino siendo testigo y comparto por donde voy
este impulso que llena mi vida,
este encanto que no termina.

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