por Hay que saber observar, para tener un noviazgo inteligente, y escuchar consejos sobre la elección de pareja. La decisión final es nuestra, libre de coacción o de presiones.
El mayor error de los adolescentes, en el noviazgo, es centrar su vida en él o en ella. Eso provoca el fracaso, te vuelves “adicto a esa persona”. Lo que empezó como una relación de amistad se convierte en una posesión. Cuanto más gire tu vida alrededor de tu pareja, menos atractivo le resultas. A las personas nos gusta que los demás tengan otros intereses culturales, deportivos, familiares y hobbies sanos: pintar, cantar, bailar.
Claves para un noviazgo perdurable:
De todas las decisiones que tomarás en la vida, esta será la más importante. No elijas a lo tonto con quien vas a salir; no te comprometas fácilmente; fija tus propios límites; si una persona tiene mala reputación, no salgas con ella; evita situaciones comprometedoras, como son quedarse solos en un departamento, beber, usar droga, o cuidar niños si los padres no están presentes.
La sexualidad, en sí, no es mala ni incorrecta, antes bien, es maravillosa en el momento oportuno y con la persona adecuada, y esa situación es el matrimonio.
Si dejas embarazada a una chica, ¡eres padre! Te cases o no con ella, ¡el niño es tuyo! Tendrás obligaciones con este niño de por vida. ¿Estás listo para ser padre o madre?
También, hay graves riesgos emocionales, como las decepciones, el arrepentimiento, el sentimiento de culpa y la depresión.
Los fundamentos que debe tener un noviazgo tienen una raíz con tres bases: Fíjate en qué cree la persona amada – es importante que crea en Dios y le dé su lugar y su tiempo; qué espera de la vida, de ti, de sí; y qué ama (a sí mismo, a los demás, la ecología, la lectura, el poder a costa de lo que sea, el deporte, las actividades culturales, etc.).
Nicetas Pectoratus (s. XI), tiene una sentencia en la Filocalía: “La naturaleza de los objetos se aprecia según la disposición del alma”, es decir, cada uno se forma una idea de los demás, según lo que es él mismo. Si el muchacho es materialista, tratará a la mujer como objeto de placer; si el muchacho es educado, tratará a la novia con la delicadeza que una mujer necesita.
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