por P. Sergio García, M.Sp.S.+
Jesús quiere ser el número uno de nuestras opciones y preferencias, por la sencilla razón que da sentido a nuestra existencia, familia, actividad laboral, bienes, etc. La opción por Él es la única que marca su dignidad y valor a todas las cosas.
El Evangelio nos habla de la sabiduría: “Solo con esa sabiduría, lograron los hombres enderezar sus caminos y conocer lo que te agrada. Solo con esa sabiduría, se salvaron, Señor, los que te agradaron desde el principio” (Sab 9, 13-19).
Desde hace años, la sociedad se ha negado a recurrir a esta sabiduría y ha caminado a tientas en un mundo marcado por la inseguridad, la injusticia y el desorden. Por eso, hacer una opción primordial por Jesús no es negar familia, amigos, casa, sociedad, mundo, etc., es saber que solo Jesús salva, perdona, santifica y lleva a su plenitud todo lo demás.
Al terminar su paso por este mundo, envía a su Espíritu Santo, que nos lleva por caminos insospechados e inesperados a la verdad completa, a través del Evangelio, para hacernos comprender el por qué la Iglesia es perseguida y para qué la propuesta de nuevas vivencias pastorales.
El Espíritu Santo nos hace comprender que la Iglesia de Jesús es la misma, pero diferente. Por ejemplo, tú eres el mismo que cuando tenías cinco años, pero diferente: es el dinamismo de la vida, que no se detiene.
Esta opción de seguimiento de Jesús tiene sus sorpresas, ahí encontramos luces, fortalezas, palabras de aliento y consuelo, de verdad y de amor, para vivir de acuerdo con el proyecto del Evangelio. Es la explicación de por qué la Iglesia podrá ser muy perseguida, pero nunca será destruida. Somos la continuación de Jesús, en la historia, el tiempo y el espacio, las condiciones de nuestra permanencia en Jesús.
Solo Jesús es el Señor, así de claro, y, por eso, decimos que lo mejor que nos puede pasar en la vida es ser discípulos de Jesús. Lo dice la historia, lo dice la experiencia personal, lo dice su Palabra.
Amén.
