Rodrigo Vázquez Gutiérrez
Tener diferentes opiniones, formas de pensar y maneras de ver las cosas es lo más normal del mundo. Claramente, todos tenemos nuestros puntos de vista y es común que estos sean diferentes a los de los demás. Es decir que cada uno usamos un cristal diferente para observar el mundo. Y sí, hay muchas ocasiones en las que podemos pensar de manera similar a otras personas, pero es imposible que se presente el caso en el que, siempre, absolutamente siempre, estemos de acuerdo en todo.
Tener conflictos con los demás es una fuente innegable de malestar, incomodidad e infelicidad. Y, aunque en muchas ocasiones asumimos que es mejor dejar las cosas como están y permitir que, con el tiempo, “se resuelvan solas”, el afrontar la situación es lo mejor que podemos hacer.
Te comparto tres beneficios asombrosos que obtienes al resolver los conflictos de manera efectiva y saludable:
- Mejora tus relaciones: la forma en como manejamos el conflicto es fundamental para tener una buena relación de largo plazo. Mirar hacia otro lado provoca que las personas se sientan ignoradas y molestas. Dado lo anterior, resulta fundamental tener apertura para considerar el punto de vista de los demás.
- Reduce el estrés: el conflicto produce estrés, generando que disminuya nuestro desempeño. Al resolverlo, en cualquier ámbito de nuestra vida, generamos un estado de bienestar, que nos permite estar tranquilos y en paz, teniendo mayor disposición para lo que venga.
- Te acerca a las personas: a partir de que se ha resuelto la situación que generó el conflicto, se crea una conexión entre las personas que, en el mejor de los casos, es de entendimiento, cooperación y buena voluntad, allanando el camino para tener una mejor relación.
Resulta importante tener claro que los conflictos con los demás son parte del día a día. Sin embargo, es necesario aprender a manejar estas situaciones, de manera que nos ayuden a crecer como seres humanos y nos permitan ser más felices.