14 de enero de 2025

El espíritu santo procede del padre y del hijo

Esta frase del Credo es de gran profundidad teológica, ha suscitado importantes discusiones y es motivo central del cisma que persiste entre el cristianismo ortodoxo y la Iglesia Católica. Buscaremos explicar lo que nos dice acerca del Espíritu Santo y su relación con las otras personas de la Trinidad.

Para eso, debemos comprender la idea de procedencia. Reconocemos que Dios, siendo uno solo, en su Trinidad, es tres personas (o, más precisamente, tres relaciones subsistentes). Como explica el Catecismo de la Iglesia Católica (§245), Dios Padre es fuente y origen de la divinidad. En este sentido, decimos que Cristo es Dios de Dios, engendrado (no creado) desde la eternidad. Se puede decir que Dios Hijo, quien es la Segunda Persona de la Trinidad, procede del Padre, la Primera Persona de la Trinidad.

Pues bien, el Espíritu Santo es el aliento del Padre y del Hijo: no es engendrado, como el Padre engendra al Hijo, sino que es espirado por ambos — o, como algunos teólogos proponen, es el amor mutuo entre el Padre y el Hijo. Por eso, decimos que procede de ellos. Jesús dijo: “Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad, que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.” (Jn. 15:26). Aquí, queda claro que el Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Trinidad, proviene del Padre y es enviado por o a través del Hijo; así pues, procede de ambos.

Esta procedencia no se da en el tiempo: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo son un solo Dios, quien existe eternamente. Hablar del Espíritu Santo y su relación con Dios Padre y Dios Hijo nos conduce al misterio de la Santísima Trinidad: hablaremos sobre este misterio en siguientes números. Para concluir, recordemos lo que dice el Credo: el Espíritu Santo, con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria.

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