por Ofréceme y ofrécete
Otros Yo
Tere Rojas Juárez
PARA FB: Los sacerdotes están llamados a ser Otros Jesús y, nosotros, a pedir y ofrecer sacrificios por su santificación.
“Me postré consciente de mi nada y me levanté sacerdote para siempre”
Esta frase, de San Juan María Vianney, a quien celebramos el 4 de agosto, habla de la grandeza del sacerdocio ministerial, que es el corazón de la Iglesia, y, por tanto, el centro del ataque del enemigo de las almas.
Basta ver las publicaciones de las redes sociales, en las que las acciones y palabras (desde el Papa hasta el sacerdote más desconocido) frecuentemente son sacadas de contexto y distorsionadas con facilidad.
Leamos algunas de las confidencias de Jesús, a la beata Concepción Cabrera de Armida, sobre los sacerdotes: Entre todos los hombres, distinguí a los que deberían ser míos, “Otros YO” que continuaran la misión que me trajo a la Tierra y que fue llevar a mi Padre lo que de Él salió: almas que lo glorificaran eternamente. Nunca acabaría de decir lo que son los sacerdotes para Mi: mis manos, mis obreros, mi mismo corazón y el centro de innumerables almas.
Sabemos del amor de los sacerdotes por María Santísima. Jesús le dice a Conchita que ese amor es grandemente correspondido: Ella tiene, para ellos, toda la ternura que tuvo y que tiene para Conmigo, porque ve, en cada sacerdote, otros Yo y los mira complacida y los envuelve en su calor y los estrecha en su seno y los acaricia y los ama, porque me ve, en ellos, a Mí.
Los sacerdotes están en la Tierra sujetos a las limitaciones y tentaciones humanas, no obstante, la vocación divina los defiende, los inclina a lo santo, cuentan con más Gracia para vencer.Sin embargo; nosotros, como Conchita, estamos llamados a acompañarlos y respaldarlos con nuestro respeto y cariño; a orar por ellos y ofrecer la Eucaristía por su santificación.
Para mis amigos sacerdotes, vivos y difuntos, mi oración y profundo agradecimiento por siempre.
