por Amigos lectores, hoy, quiero que nos enfoquemos en el problema del dinero y nuestro estado financiero. Somos un todo y un área de nuestra vida se trata de cómo nos relacionamos con nuestra economía.
Empecemos diciendo que nuestra identidad es que somos criaturas de Dios, hechos a su «imagen y semejanza», con cuerpo y espíritu; nos enfrentamos a lo material y a lo espiritual; y, en la Biblia, no solo se habla sobre lo espiritual, sino, también, se habla sobre el dinero y las posesiones. Esto nos hace pensar que a Dios si le importa y pone cuidado a nuestras finanzas y bienes materiales.
En el libro del Génesis, se nos narra que Dios hizo la creación y, luego, «dejó al hombre en el Jardín del Edén, para que lo labrase y cuidase» Gn.2,15. Esto quiere decir que Dios hizo toda la creación, para que el hombre la disfrute, la cuide y la administre. Sin embargo, el pecado de avaricia, codicia, tacañería, ha hecho que nos salgamos del plan de abundancia, del cual fuimos creados desde la eternidad.
Hermanos, Dios, inclusive, desea ser luz en el área material de nuestra vida y su Palabra es un faro que nos guía sobre el manejo del dinero. «Poderoso es Dios, para colmaros de todo bien, a fin de que, teniendo siempre y en todo lo necesario, os sobre todavía para hacer buenas obras, como está escrito. Repartió; dio a los pobres; su justicia permanece eternamente». 2Co.9,8-9.
Necesitamos volver al principio, al inicio, donde fuimos dotados para obrar el bien, en todo y en todos. Analicemos que la forma en que manejamos el dinero afecta nuestra relación con Dios. Lo material no está peleado con lo espiritual, sino la forma en cómo actuamos en torno a ello.
Las posesiones que tenemos compiten con Dios cuando, claramente, nos gana la ambición. Y, muchas veces, pensamos que no se puede empatar el amor a Dios con tener una vida en abundancia. Las respuestas a estas preguntas las podemos encontrar en la Biblia, que tiene interesantes principios básicos sobre el manejo de nuestros bienes materiales.
Es increíble que, en la Biblia, podamos encontrar tantas respuestas que el hombre se hace, sobre sus finanzas personales. Pidamos, al Espíritu Santo, que nos dejemos hacer por Él, y que estemos abiertos a aprender los principios bíblicos sobre el manejo del dinero. Amén.
Continuará….
