8 de febrero de 2025

Una mirada como la tuya

¿Por qué será que, cuando vemos con el corazón, todo nos es familiar y tiene un no sé qué de bondad? ¿Será ese un modo de mirar, que no es juicio ni medida, sino asombro y relación, total respeto y acogida, que descubre en todo y todos un destello de tu vida, pues tenemos un mismo origen y somos fruto de tu amor? 

Una mirada como la tuya, Señor, ¡cuánto bien nos haría! Donde lo que nos une se hace fiesta y lo que nos distingue comunión. Ser capaces de encontrar, en religiones y culturas, en las búsquedas e intentos de nuestra compleja humanidad, tu voz discreta que nos hermana, diversos hilos de un telar. 

Antes, veía al mundo y a Dios en blanco y negro, ganadores y perdedores, competir para salvarme, quién tiene la razón y quién vive en el error. La norma de lo humano cada vez más reducida a mi minúsculo tamaño. 

Pero he aquí que irrumpes y todo lo transformas: los últimos son primeros y, al que sirve, Tú le das el puesto principal. Dios de los márgenes, has abierto el horizonte, mesa puesta para todos, echas fuera divisiones. Tu única norma: ¡la solidaridad! 

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