8 de julio de 2024

¿Qué tan seguido revisas tus valores?

Es común que las personas revisemos nuestros presupuestos, de manera que podamos darnos cuenta si “vamos bien” o ya gastamos más. Esta es una manera de evaluar qué tan bien lo estamos haciendo.  

Pero, así como lo hacemos con nuestras finanzas personales, ¿qué tan frecuentemente llevamos a cabo la misma práctica en relación con nuestros valores?  

Lo más normal es que, “en algún momento de la vida”, los hayamos establecido y, según nosotros, los respetamos a lo largo de la vida. Sin embargo, en ocasiones, esos valores se ponen a prueba cuando decidimos, porque sí es una decisión personal, que la línea es un poco delgada y que “nadie se va a dar cuenta”. Esto puede suceder cuando, por ejemplo, decidimos estacionarnos en un lugar asignado para mujeres embarazadas “sólo 2 minutitos”, en lo que recogemos la ropa de la tintorería. O cuando le aumentamos “unos pesitos” al reporte de gastos en efectivo del viaje corporativo del que acabamos de regresar, bajo el argumento de que “no recuerdo exactamente cuánto fue”. O cuando somos responsables de manejar dinero que no es nuestro y lo hacemos de manera desorganizada, ya que “basta con reportar cuánto dinero hay en la cuenta y listo”.  

Y sí, es probable que nadie te pida explicaciones o nadie se dé cuenta, pero tú sí… y, con eso, debería ser suficiente. 

Vivir diariamente de acuerdo con valores universales, como la honestidad, la responsabilidad o el servicio, deben ser algo incuestionable, algo que no se practique, “según la situación”, sino a partir de lo que yo sé que es lo correcto.  

Frecuentemente, conviene hacernos una autoevaluación, con el fin de darnos cuenta qué tan alineadas están nuestras acciones con nuestros valores. Una manera sencilla es preguntándote: “¿Lo que estoy haciendo se alinea con lo que creo y con lo que sé que está bien o mi acción podría ser cuestionable?”. Y, si la respuesta es la segunda, es momento de realinear tus acciones… 

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