8 de julio de 2024

Millonifiques

Cuando nos esforzamos en ayudar, el Señor millonifica nuestros actos de amor. 

“A veces, sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar,  pero el mar sería menos mar si le faltara esa gota” 

Santa Teresa de Calcuta 

Hace poco, me invitaron a participar en una rifa, para ayudar a los niños que están sufriendo hambre en Gaza. De inmediato, mi prejuicio preguntó, pero ¿qué puedo hacer desde aquí? Sin embargo, en seguida, recordé está frase de la Madre Teresa. 

Muchas veces, creemos que lo que damos o hacemos no va a significar nada y, por tanto, no tiene caso hacerlo o bien que no nos corresponde, que es obligación de otro y, así, dejamos pasar oportunidades para ayudar.  

Nos justificamos con el argumento de que no está en nuestras manos la solución del problema y que, por ello, lo que hagamos será en vano. Jesús le decía a Conchita…las obras que tengan que emprender, el campo en que tengan que trabajar, no siempre ha de ser fácil, sino penoso, en muchas ocasiones, pero no desmayen, que en la Cruz estoy Yo y mi Corazón es el manantial de toda vida y perfección” 

Actualmente, la estrechez, la desconfianza y la inmediatez abundan. No es sencillo o cómodo ayudar, desprenderse de recursos materiales o, más aún, de nuestro valioso tiempo, es algo complicado. Conviene recordar que nosotros únicamente somos administradores y que el Señor es el manantial inagotable, de donde proviene todo lo que somos y tenemos. 

Por consiguiente, nos conviene unirnos a la oración que Conchita le hacía a Jesús: ¡Señor te ruego, con toda mi alma, que millonifiques mis actos de amor en cada latido de mi corazón, en cada pulsación de mi sangre! Que lo que me resta de vida, meses, semanas, días, horas o minutos, en ese tiempo, sea cual fuere, se millonifiquen, repito, mis actos de amor.  

A nosotros, nos toca poner amor y esfuerzo, el resultado es de Dios. 

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