3 de julio de 2024

Muriendo como fotocopias

Conforme vamos caminando, a lo largo de la vida, creamos experiencias y vivencias, que forman nuestro carácter y nuestra personalidad. Esto es un gran foco de atención entre niños y adolescentes. De estos procesos de formación, hay mucha literatura; sin embargo, a veces, parecemos pasar por alto que ese proceso no concluye sino hasta la muerte y nos sigue forjando a quienes ya entramos en la vida adulta.

Y, si bien estas vivencias nos pueden ayudar a crecer en sabiduría y abrir nuestra visión del mundo, también se corre el riesgo constante de que adecuemos nuestro verdadero pensamiento y sentir. para agradar a los demás. Ya sea en un grupo de amigos, en el trabajo, en la familia o en los mismos grupos parroquiales, en nombre de una paz “superficial”, sacrificamos la autenticidad de nuestro propio ser.

Puede que esto se quede ahí, pero hay ocasiones en donde son tantas las máscaras que nos ponemos, que perdemos nuestra esencia y dejamos de saber quiénes somos nosotros realmente. Ese drama de la despersonalización termina derivando en profundas heridas y tristezas en el ser humano, pues ya no sabe distinguir entre su “versión pública” y su “yo mismo”.

Esta situación la identificó muy bien el beato Carlo Acutis, cuando decía que “todas las personas nacen originales, pero muchas mueren como fotocopias”, pues, antes de explorar quiénes son en realidad, prefieren apegarse a criterios de otros para agradar.

Ante esto, conviene recordar el cumplido que Cristo le hace, al apóstol san Bartolomé, diciendo que era un “verdadero israelita, en quien no había doblez” (Jn 1, 47) y revalorizar la autenticidad en nuestras vidas, buscando agradar y dar gloria a Dios, desde nuestra propia individualidad, en la que Él nos pensó desde el principio de los tiempos.

Buscar quitarnos las máscaras que nos ponemos es otra forma de gritarle al mundo que Dios hace todo nuevo y que su Creación es pensada de manera perfecta.

¡Ánimo firme! ¡Qué viva la Cruz (experiencia auténtica de Cristo)!

Deja un comentario