por El último domingo de este mes, celebraremos el acto de amor más grande que ha existido. Jesucristo resucitó venciendo a la muerte y, por amor, nos alcanzó la vida eterna. También, el primer domingo del mes, tenemos la oportunidad de celebrar una vida fecunda entregada por amor.
El 3 de marzo, la Iglesia recuerda a la Beata María Concepción Cabrera de Armida (1862-1937). Desde niña, practicaba obras de amor, enseñando a leer y catequizando a los niños que no sabían leer. Se casó, a los 22 años, con Francisco Armida, y tuvieron 9 hijos.
Sin descuidar sus deberes de estado, Conchita alimentaba su vida espiritual; durante unos ejercicios, tuvo la visión de la Cruz del Apostolado, que la inspiró a fundar las Obras de la Cruz: Apostolado de la Cruz, Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, Alianza de Amor, Fraternidad de Cristo Sacerdote y los Misioneros del Espíritu Santo.
Su legado, plasmado en un diario espiritual, consta de más de 66 volúmenes, así como cartas y libros que se han publicado en varios idiomas. Su herencia se extiende a una familia espiritual que, además de las Obras de la Cruz, consta de nueve Congregaciones Religiosas y Movimientos de Pastoral.
El Papa Francisco la beatificó en 2019. La vida de Conchita tuvo pesados sinsabores. Además de su esposo, murieron tres de sus hijos, padeció varias enfermedades; no obstante, su testimonio es una vida ofrecida a los demás por la salvación de las almas, cumpliendo la misión que Jesús le dio y así lo hizo, incluso, desde su cama hasta el final de sus días.
Celebremos y agradezcamos a Dios por concedernos, a través de esta Laica, Mística y Apóstol la Espiritualidad de la Cruz, que es un hermoso camino por el cual podemos seguir los pasos de Jesús Sacerdote y Víctima, contemplativo y solidario.
FB Este mes, celebramos el triunfo de Jesús sobre la muerte y la vida fecunda de nuestra beata Conchita Cabrera de Armida.
