8 de julio de 2024

H. Alfonso Pérez Larios, M.Sp.S. (26)

Continuación… 

SUS TRES ÚLTIMAS RESIDENCIAS 

Al año siguiente, en 1956, se realizó una Visita Canónica y, en el informe que el visitante rindió al Superior General dijo: «El Hermano Alfonso, no obstante su enfermedad, atiende la sacristía, aun haciendo cosas sobre sus fuerzas, como llevar jarrones u objetos pesados. Están atendiendo su enfermedad». 

En septiembre del año siguiente, 1957, convocaron a Ejercicios Espirituales a varios religiosos de las diferentes Comunidades de la República Mexicana, por lo cual el hermano Luis Ramos, encargado principal de la sacristía del Templo de Durango, se fue a México para practicarlos.  

Viendo el P. Superior de Durango el estado de salud del hermano Alfonso le escribió al Superior General: «Pido (a V.R. que el Hermano Luis Ramos) vuelva luego que termine sus Ejercicios, pues el hermano Alfonso queda en situación difícil para el domingo, especialmente, porque los domingos los dos hermanos se ayudan mucho para recoger las limosnas de las misas». 

Recuerda el P. Guillermo Grave, Superior entonces de la Casa de Durango, que una vez los feligreses fueron con gran preocupación a buscarlo, a él, a la sacristía, para avisarle que el hermano Alfonso, al ir recogiendo la limosna, se había caído en la iglesia: «“Padre, ese hermano, que tiene cara de santo, se cayó”. En efecto, haciendo verdaderos esfuerzos, recogía la limosna con grande abnegación en todas las misas y, tal vez, se tropezó, o la llaga de la pierna le dolió demasiado, el caso es que cayó por tierra y las monedas que estaban en la charola rodaron por el pavimento. Los feligreses devotos se apresuraron a levantarlo y a recoger religiosamente el dinero desparramado y restituirlo a la charola». 

Continuará… 

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