8 de julio de 2024

Las cuatro de la tarde

“¿Qué buscan?” “Maestro, ¿dónde vives?” “Vengan y vean”. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día. Eran las cuatro de la tarde y lo que platicaron esa tarde quedó entre ustedes. Lo que sabemos es que, a partir de entonces, empezaron a soñar juntos, a compartir vida, proyectos y locuras… hasta la muerte. Hay diálogos que lo deciden todo. 

Dialogar contigo, Señor, es mi manantial, el pozo que calma mi sed más honda. El trabajo, la lucha, los procesos, los retos… todo ha de continuar, es fundamental. Pero la conversación cotidiana contigo, la belleza, la música, la risa junto a ti… no puedo perderlas nunca. Luchamos por lo que amamos. 

Mis “cuatro de la tarde” son ahora. Repaso contigo lo vivido hoy, lo agradezco contigo, lo atesoro, lo memorizo, lo interpreto, lo disfruto o lo sufro contigo. Y, entonces, lo vivido me humaniza y me une a ti. Y no necesito más que saberme unido a ti. 

Deja un comentario