8 de julio de 2024

Escuchar y mirar

Confieso que no sé mirar. Camino por calles y callejones, a mi lado pasa pronto una joven madre con un niño en cada mano, un estudiante absorto en su teléfono espera afuera de la tienda, una anciana empuja su carretilla cargada de gelatinas, una pareja ríe en voz baja entre beso y beso, un hombre enfermo se asoma desde la puerta de su casa. Tus ojos, hace mucho ya, me vieron una tarde en mi calle, lloviéndose en luz sobre mi tierra oscura. ¿Qué ven hoy mis ojos? ¿Cómo mirar y, al mirar, sembrar? 

Admito también que no sé escuchar. Ana empezó una plática conmigo, yo zanjé el asunto con mis respuestas comunes y dos frases corteses. Víctor me habló de su último trabajo como albañil, y yo, mirando mi reloj, asentía estando sin estar. Desalojar respuestas, planes y razones, para dejar al otro entrar, como me abriste tú la puerta y fuiste mi anhelado hogar. ¡Ah, préstame un momento tus oídos, que quiero con mi escucha abrazar, como una vez fui abrazado, cuando me dejaste claro que no te espantaba mi oscuridad! 

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