3 de julio de 2024

¿Adviento en enero?

Amigos lectores, quiero que reflexionemos sobre el Adviento y estarán sorprendidos por mi propuesta. Me podrían preguntar ¿por qué, en enero, meditamos sobre el Adviento? Y es porque comienza un nuevo año. 

Cada enero, iniciamos el año civil, con una lista llena de ilusiones, peticiones y propósitos. Sin embargo, para nosotros los católicos, el año nuevo, es el Año Litúrgico que comenzó con el Adviento. Lo importante del Adviento es que nos ayuda a examinar nuestra vida y a pensar sobre el rumbo que queremos tomar. Y, si somos católicos creyentes y practicantes, nuestro camino es Jesús y la meta es vivir injertados en Dios por toda la eternidad. 

Por eso, los exhorto, en enero, a retomar el Adviento y sopesar dónde estamos parados y el rumbo hacia dónde queremos ir, en este año 2024. Hagámonos estas preguntas ¿Qué espero de este año que comienza? ¿Qué tengo que cambiar y corregir? ¿Me dedico para lo que realmente importa?… ¡la vida eterna! ¿Qué tengo en mi corazón? ¿Qué atesoro más en la vida?  

«No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen y ladrones que socavan y roban. Amontonaos, más bien, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben; porque donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón» Mt.6,19-20. 

Lo ideal, como católicos, es orientar la vida de cara hacia el amor, dejar que Jesús irrumpa en nuestra vida para que, desde la humanidad, podamos participar en su divinidad. Si nos enconchamos, vivimos mirándonos a nosotros mismos, admirando nuestra tibieza, vicios e insensatez. Nos preocupamos más de nuestros dolores, envidias y rencores. Y Jesús nos propone unas actitudes diferentes. 

Jesús viene a nosotros y nos dice, «Sed perfectos, como es perfecto vuestro Padre del cielo». Pero, la perfección divina es distinta a la humana. La humana nos hace soberbios y perfeccionistas. La perfección que Jesús nos propone es la del Padre. «Yahvé, Yahvé, Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad» Ex.34,6 

Así que, la propuesta para este año 2024 es que nos dediquemos más a los atributos de Dios, que a nosotros mismos. Amar, hasta que duela. Ser compasivos, es decir, padecer con el que sufre. Compartir con generosidad lo mucho que Dios nos da, etc. 

Que el Espíritu Santo nos ayude a vivir de esta manera. Amén. 

Deja un comentario